Cautivan con el Circo de Aladdin 2025 en la UVAQ

 Una noche mágica, llena de música, color y diversión para todas las edades ofrecieron los estudiantes de Cultura Física y Deporte con más de 100 actores, acróbatas y bailarines, quienes […]

Por un año que queda atrás, abraza lo logrado

Tómate un día completo para ti. Despierta sin prisas, prepara tu desayuno favorito y disfruta tu café sin pantallas, sin música, sin interrupciones. Solo tú, en ese rincón especial de tu casa que siempre te hace sentir en paz. Cierra los ojos, respira profundo y permite que tu mente viaje sin esfuerzo hacia los momentos que marcaron tu 2025. No necesitas forzar nada: los recuerdos llegan por sí solos cuando les abres espacio.

Cuando vuelvan a ti los buenos, los difíciles, los inesperados, te darás cuenta de algo importante: has logrado más de lo que creías. Según encuestas recientes, más del 70% de las personas olvidan reconocer sus propios avances al final del año, enfocándose solo en lo que “faltó”. Por eso, este pequeño ejercicio de introspección es tan necesario. Revivir tus logros no es nostalgia, es un acto de amor propio. Abraza cada uno de ellos, porque todos te dejaron una lección y te invitaron a crecer, incluso aquellos que en su momento pasaron desapercibidos.

Esa mirada hacia adentro también te permitirá reconocer que no estuviste solo. A tu alrededor hubo personas que te tendieron la mano, que te escucharon, que celebraron contigo o que te ofrecieron oportunidades que tal vez no esperabas. La ciencia lo confirma: contar con una red de apoyo, incluso pequeña, incrementa significativamente el bienestar emocional. Lo bueno llegó a tu vida justo cuando estabas listo para recibirlo; y lo que no se concretó, quizá fue porque aún no era tu momento. A veces, lo que no sucede también nos protege.

Por ello es tan valioso entender que todo tiene un propósito, incluso aquello que no comprendemos del todo. Dios tiene sus tiempos perfectos para abrir o cerrar caminos. Cuando aceptas esto, avanzar hacia tus planes se vuelve más ligero, porque no caminas únicamente con tu determinación, sino confiando también en la guía del Señor.

Ve al pasado sin miedo. Obsérvalo, reflexiona y reconoce qué etapas ya cumplieron su misión. Agradece lo que te fortaleció y también lo que te incomodó, porque ambas cosas moldearon a la persona que eres hoy. Suelta con serenidad aquello que aún pesa, aquello que alguna vez te lastimó o te detuvo. Liberarlo será el inicio de un futuro distinto, uno donde avanzas más ligero y más consciente.

Hoy tienes frente a ti la oportunidad de un nuevo comienzo. Una nueva vida, si así lo deseas. Porque cada cierre es también un renacer, y tú estás listo para escribir lo que sigue.

-Anónimo.          

Navidad y comunidad: celebrar los lazos que nos unen

Desde el primero de diciembre, algo cambia. El frío comienza a sentirse, las luces iluminan cada rincón de la ciudad y una calidez especial se instala en el ambiente. La felicidad, el amor, los regalos y hasta el simbólico “descongelamiento” de Mariah Carey nos anuncian que llegó esa época del año que tiene una magia difícil de explicar, pero fácil de sentir.

Quizá todo tenga que ver con las vacaciones, con la oportunidad de volver a casa, reencontrarnos con la familia y disfrutar ese platillo favorito que solo mamá sabe preparar, mientras la abuela consiente con su cariño inigualable. Es una temporada que nos permite detenernos un momento y mirar hacia atrás: reconocer lo que hemos logrado, agradecer lo aprendido y empezar a imaginar lo que sigue. Aunque la reflexión debería ser diaria, hay épocas como esta que, por su energía y su entorno, nos impulsan a hacerlo con mayor profundidad.

Diciembre también es una invitación a desconectarnos un poco de lo académico y reconectarnos con lo emocional. Es un tiempo para seguir creciendo, emocionarnos por nuestros avances y replantearnos metas, aunque sean pequeñas, que nos ayuden a iniciar el próximo ciclo con mayor claridad. No se trata de tener todas las respuestas, sino de atrevernos a preguntarnos: ¿cómo quiero empezar?

Agradecer se vuelve un acto esencial. Agradecer lo bueno, pero también lo complicado, porque son esas experiencias las que nos obligan a crecer, a fortalecernos y a tener claridad sobre lo que queremos y lo que no para nuestro futuro. Cada tropiezo, cada reto, también forma parte del camino.

Y aunque suene cursi, la familia sigue siendo el refugio más importante que tenemos. Es ese espacio seguro al que siempre podemos volver, donde encontramos paz, fuerza y estabilidad. Es ahí donde se construyen nuestros pilares, donde se forman las raíces que nos sostienen cuando todo parece incierto. Cuidar esos lazos, conversar, compartir y fortalecerlos es una necesidad, no un lujo.

No significa que no podamos solos, pero muchas veces la vida y la fe nos muestran que nunca caminamos completamente aislados. Cuando nos sentimos perdidos, es en casa donde solemos encontrar el mapa de regreso. El amor de nuestros padres, hermanos y abuelos funciona como esa dosis exacta de energía que necesitamos para levantarnos y seguir avanzando.

La Navidad es una pausa necesaria para abrazar más, querer sin miedo y demostrar cariño sin reservas. Es el momento perfecto para fortalecer nuestra red de apoyo, cuidar a quienes nos hacen bien y regresar renovados, con el corazón lleno y la mente lista para los nuevos retos.

Que este cierre de año nos encuentre agradecidos, unidos y con la mirada puesta en un futuro lleno de posibilidades.
¡Ánimo! Lo que viene, viene cargado de éxitos.

-Anónimo.          

Reconectar y recargar energías: el valor de las vacaciones universitarias

Inhala…exhala: se acabó el semestre.

Lo has logrado. Ha quedado atrás el estrés, o al menos el escolar. Lejos están los días de los proyectos finales, los exámenes con preguntas abiertas, las interminables noches haciendo ese trabajo en equipo que nada más no quedaba o esas lágrimas post entregas tan menospreciadas. Es momento de un descanso. 

Acompáñame a leerme con un café o un té, o el líquido de su preferencia, ese que burbujea ansioso por su sorbo, porque, ¿a quién se le antoja algo frío con este clima?, bueno, si es el caso, provecho. 

Déjame preguntar algo: ¿sientes que se logró el cometido?, ¿eso que se planteó a inicios del semestre ahora es un trofeo colgando en su pared (sea imaginaria o real)? O tal vez ni siquiera te lo habías preguntado y he pecado de impertinente, pero un impertinente necesario, ¿sabes por qué? Porque no muchas veces nos detenemos a profundizar en esta cuestión, y ahora, en vacaciones, puede ser el momento. 

No necesitas ser presumido, más bien es cosa de ser complaciente contigo mismo, no es requisito indispensable un diez o un nueve en la materia más difícil, basta con sentirte bien porque todo el esfuerzo valió la pena, por ejemplo, quizá es como yo, te cuesta mucho trabajo despertarse temprano, pero no hay de otra, hay que poner el despertador, echarse al agua, vestirse, tomar “El Chucho” y llegar al aula; déjame decirte, eso ya es un logro.  

Tal vez encontraste a esa amiga inesperada, que me hace referir aquella frase de Cortázar: “andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Hacer una nueva amistad también es un logro, ¿por qué no? Bueno, déjeme invitarle a reflexionar con calma sobre el asunto y molestarte un poco con otro: ¿cuál es el reto para el próximo año? Dale un sorbo al café, te lo aconsejo.

Ojalá me estés leyendo desde la playa o en la comodidad de tu espacio favorito para estar cómodo. Tal vez ni siquiera estés en el país o simplemente no puedas dormir, pero, duerme, aprovecha estas vacaciones para ello, “dormir es la mejor medicina”, diría mi abuelita.  

Por último, déjame hacerte un par de invitaciones: en primer lugar no desperdicies el tiempo libre únicamente en nimiedades (investigue el significado de esta palabra, puede ser una buena forma de aprovechar el tiempo); a lo que voy es que es muy sencillo procrastinar, echarse a la cama y ver nada más el celular, digo, no está mal, estamos en vacaciones, pero también sal un rato en bici, conoce un lugar nuevo, ve la película que no pudiste ver, ten una cita en el parque, pinta, aprovecha el tiempo en familia para reír y encuéntrate en esos pequeños, pero valiosos momentos que nos da la vida. 

Dele el último sorbo al café y respira. 

Conócete hoy y decide tu camino del mañana.

Tomar decisiones importantes en la vida no solo depende de las oportunidades que se presenten, sino de cuánto nos conocemos a nosotros mismos. 

Las investigaciones indican que apenas alrededor del 15% de las personas poseen un nivel adecuado de autoconsciencia. Esto quiere decir que, la mayoría no tiene claridad sobre cómo son percibidas por los demás ni sobre sus propias motivaciones internas. 

Puede parecer sorprendente, pero la manera en la que los demás nos perciben influye directamente en las decisiones que tomamos. 

Si no somos conscientes de nuestras fortalezas, debilidades, valores y emociones, es fácil dejarnos guiar únicamente por la opinión externa o por impulsos momentáneos, en lugar de actuar desde un entendimiento profundo de quiénes somos y qué queremos lograr. Conocerse a uno mismo implica observar nuestras acciones, emociones y patrones de comportamiento, así como reflexionar sobre lo que realmente nos motiva. Este proceso no solo aumenta nuestra claridad interna, sino que nos permite tomar decisiones más alineadas con nuestros objetivos y aspiraciones.  

Cuando nos conocemos mejor, podemos identificar caminos coherentes con nuestra visión de vida, evitando distracciones y tomando decisiones más acertadas en el ámbito personal y este caso, académico para después llegar más enfocados a lo profesional. 

Por ello, invertir tiempo en autoconocimiento hoy, es sembrar a base para un mañana más seguro y dirigido hacia lo que siempre hemos querido. No se trata solo de “descubrir quién eres”, sino de comprender cómo tus acciones y decisiones impactan en tu vida y en la de quiénes te rodean. 

Conócete y reflexiona con conciencia: tu futuro se construye con cada elección que haces hoy. 

Decide con claridad: la ventaja de descubrir tu vocación antes de elegir carrera.

Antes de elegir una carrera, hay algo que vale oro: conocer tu vocación. Sí, esa chispa interna que te mueve, que te inspira y que te hace sentir que cierta actividad “es lo tuyo”. Encontrar tu vocación no solo te ayuda a decidir qué estudiar, también te acerca a eso a lo que podrías dedicar tu vida con verdadera intención.
Suena fuerte, lo sabemos, pero es real.

Por eso es tan importante mirar hacia dentro y reconocer tus habilidades, tus gustos y ese sueño que tal vez has imaginado desde hace años, aunque aún no tenga nombre. Ese deseo de vida que siempre te ha rondado la cabeza. Por ejemplo, si te encanta viajar, conocer culturas nuevas y comunicarte en otros idiomas, es muy probable que áreas como Comercio Internacional o Traducción y Docencia de Idiomas te llamen la atención.
O si eres la persona que siempre escucha, acompaña y da buenos consejos, puede que tu vocación vaya por Psicología o hasta Nutrición. ¿Por qué? Porque a veces las señales están ahí, en cosas que haces de forma natural, sin esfuerzo, casi sin darte cuenta. Y justo esas cualidades son la base de lo que construirás como profesional.

Tu día a día te va moldeando, y desde que eres pequeño tu personalidad se va cocinando poco a poco. El detalle es que hoy todo lo queremos rápido: respuestas rápidas, decisiones instantáneas y soluciones tipo “ya, ahorita”. Pero con tu futuro no funciona así.
La decisión de qué estudiar no es un sprint, es un proceso. Uno que está influenciado por mil factores: cómo te criaron, el ambiente en el que creciste, los amigos que te acompañan, la música que te vibra, las pelis que te hacen reflexionar o llorar, cómo hablas, cómo piensas. Todo eso construye quién eres y, por consecuencia, hacia dónde podría apuntar tu vocación.

Entender tu vocación no es presionarte para decidir ya, sino acompañarte a que te escuches, a que te descubras y a que armes un camino que se sienta tuyo. Porque elegir carrera no se trata solo de “ver qué deja dinero”, sino de apostarle a algo que te haga sentido, que te haga crecer y que te dé ganas de levantarte todos los días.

Tu futuro comienza hoy: Por qué un quiz vocacional puede ser tu mejor guía. Imagen:

Una sola decisión puede cambiar el rumbo de tu vida hasta 360º, y créeme, pocas veces te enseñan eso en la escuela. Tampoco siempre son tus padres los que te advierten sobre la importancia de este pequeño detalle: decidir qué camino tomar.

De hecho, saber qué quieres estudiar empieza a formarse desde antes de nacer. Seguro has escuchado comentarios como: “Seguramente le gustará la danza, porque se mueve cuando escucha Karol G, será muy artístico”. Y luego, cuando empiezas a pintar las paredes de tu casa con crayolas, además del regaño, llega el típico: “Seguro estudiará diseño gráfico, mira cómo combinó los colores y hasta dibujó caballos”. Jajajaja.

Todos esos comentarios, aunque graciosos, van creando ideas sobre lo que te gusta, a veces antes de que tú mismo lo sepas. Pero no significa que no tengas claro tu camino; solo que estamos rodeados de expectativas y opiniones que pueden confundirnos.

Cada persona es distinta: algunos toman decisiones con facilidad, otros evalúan mil factores, piensan en el futuro y no se arriesgan tan rápido. Por eso, al momento de elegir carrera, lo normal es tener varias opciones, y siempre habrá una que pese más que otra. Justo para eso estamos aquí: para ayudarte a iluminar un poco el camino.

Este test es corto, pero puede ser esa lucecita que estabas esperando para decidir a qué quieres dedicar tu vida. Claro, la opinión de tus padres, tu contexto social o tus metas económicas influyen, pero al final, lo que realmente importa es tu verdad: hacer aquello que harías millones de veces al día y que además, te paguen por ello. Hacer lo que amas seguirá siendo exigente y retador, pero se sentirá muy diferente a hacerlo solo por obligación.

Y sí, también existe la otra cara de la moneda: ser bueno en algo no siempre significa que te apasione. Ese tema tiene mucho para analizar y será materia de otro artículo, pero si me preguntas a mí, yo iría por lo apasionante. Allí descubrirás cosas que ni siquiera imaginas y aprenderás de maneras inesperadas. Lo que para ya eres bueno…, eso ya es parte de ti, ¿no lo crees? 😉

Habrá muchas opiniones, claro, pero lo importante es que analices, reflexiones y enfoques tu decisión hacia lo que realmente quieres estudiar. Siempre habrá varias opciones, pero estamos seguros de que la que elijas será la correcta.

Haz el quiz y revisa tu resultado. Tal vez sea la respuesta que estabas esperando, la señal perfecta para empezar a elegir tu camino universitario y tu futuro profesional.